Retomar los hábitos tras el verano
El verano es una época que casi todos cogemos con muchas ganas por todo lo que conlleva. Vacaciones, ocio, tiempo libre, playa, descanso, etc. Pero por ello, es un momento del año en el que inevitablemente nos alejamos de nuestros buenos hábitos. Y es que, también nos cuesta más mantener nuestra rutina de sueño, alimentación y ejercicio. ¡Aquélla que hemos estado trabajando con tanto esfuerzo todo el año! Sin duda, las vacaciones son uno de los momentos más esperados del año… pero a veces confundimos la relajación de este momento con descuidar los buenos hábitos y cometer más excesos de los debidos! Es por esto que es muy importante retomar los hábitos en cuanto lleguemos de las vacaciones (si no nos hemos podido controlar durante las mismas) y no alargar más de la cuenta los excesos.
¿Qué puedo hacer para retomar los hábitos tras el verano?
- Crearnos un horario.
Tener un horario establecido facilita ordenar nuestras actividades y por ello, llevar a cabo nuestros buenos propósitos. Esto hace que mantengamos una rutina de alimentación, sueño, etc. El comer todos los días a la misma hora nos da «disciplina» en lo que respecta a la alimentación y ayuda a nuestro cuerpo a anticipar cuándo es el momento de ingerir alimentos. Al igual que el irnos a dormir todos los días a la misma hora nos ayuda a conciliar el sueño y descansar mejor, creándonos una especie de reloj «biológico».
2. Elegir un día para comenzar a hacer ejercicio.
Después de las vacaciones, es recomendable empezar a hacer ejercicio lo antes posible (si en tu caso lo has abandonado). Se trataría de incluirlo como una actividad obligatoria de nuestra rutina, al igual que tenemos que incorporarnos de nuevo a nuestro puesto de trabajo. Con ello evitamos posponer indefinidamente el comienzo del ejercicio con el famoso » ya empezaré el mes que viene». Por ello, tenemos que planificar el día en que vamos a comenzar a hacer ejercicio o apuntarnos a alguna actividad y qué momento del día vamos a reservar para ello. Podemos empezar con sesiones cortas, no hace falta forzarnos. Como siempre os digo en consulta, con 10 minutos intensos puede ser suficiente.
3. Comer menos y mejor
Si por algo se caracteriza el verano es por los excesos, de comida y de bebidas alcohólicas. Es por esto que hay que cuidar de nuevo nuestra alimentación para que sea lo más saludable posible, incluyendo frutas y vegetales. Y por supuesto, limitando también las cantidades, que en verano han tendido a multiplicarse. Intentar evitar esa sensación de «no poder más». Y como no, acompañando nuestros platos de la bebida estrella, el agua.
4. Tener una «mentalidad» activa
Además del ejercicio específico que hagamos de manera «programada», es importante adoptar una actitud activa y romper con el sedentarismo. Hay pequeños gestos que podemos hacer en el día a día para movernos más. Por ejemplo, subir y bajar las escaleras en lugar de coger el ascensor, intentar desplazarnos andando si las distancias no son muy largas, etc. Todo suma, y además de sentirte más ágil, tu cuerpo te lo agradecerá.
5. Reducir el consumo de «caprichos».
Solemos asociar las vacaciones con la idea de que todo está permitido, y en lo que a la alimentación se refiere, tirar la casa por la ventana. Nos consentimos con helados fresquitos de postre…y a media tarde… Por no hablar de otros caprichos que se nos van antojando en nuestro camino, de terraza en terraza. Por eso en cuanto volvemos a nuestra rutina, esto debe ser algo muy puntual en nuestra alimentación.